martes, 25 de octubre de 2011

Instrumentos formales de la poesía gauchesca

·         Las formas versificadas de expresión de la lírica gauchesca están claramente influidas por su vinculación originaria al canto de un solista que se acompaña con la guitarra; y a los contenidos de su temática.
·         La métrica es fundamentalmente el octosílabo tradicional del romancero hispano; que se presta para los ritmos musicales de la guitarra y para imprimir a la expresión un intenso dinamismo y agilidad.
·         La estrofa también guarda estrecha relación con el carácter de brevedad y a menudo la búsqueda de un efecto de sorpresa, por lo cual la más corriente — sobre todo para las obras de extensión — ha sido la cuarteta.
Otra modalidad estrófica muy utilizada en la poesía gauchesca, ha sido aquella de las décimas o series de diez versos; frecuentemente precedidos de una cuarteta que repite los últimos cuatro versos de la décima; forma denominada trovo especialmente apropiada para las obras cortas a menudo distribuídas en hojas sueltas.
En algunos casos — siendo el más notorio el del “Martín Fierro” — se ha empleado la sextilla conformada por una décima a la que se eliminan los primeros cuatro versos, para mantener la estructura de la rima original de las décimas.
Por lo que se refiere a la rima, predomina ampliamente la consonante; siendo el ritmo, más usual el que rima los versos segundo y cuarto, dejando libres los versos primero y tercero. En el caso del “Martín Fierro” las sextillas siguen generalmente un patrón de ritmo -AABBA, y también -AABAB.
Puede hacerse una clasificación general de la lírica gauchesca atendiendo al tipo de obras, en que cabe mencionar:
·         Los diálogos, que generalmente presentan un relato bajo la forma de un personaje que conoció los hechos y los cuenta a un interlocutor que realiza sus comentarios; cuyos principales representantes son Hidalgo, Ascasubi, Del Campo y Lussich.
·         Las payadas, consistentes en una confrontación de habilidades de improvisación entre dos cantores, a partir de un juego de alardes iniciales y de ulteriores preguntas y respuestas, para lo cual se turnan, procurándose una final decisión de cuál ha sido el triunfador. El ejemplo más accesible está contenido en “La vuelta de Martín Fierro” en que este personaje se enfrenta con el hermano de “el negro” al que había dado muerte en un baile. También existen publicadas algunas payadas, sobre todo de los últimos payadores argentinos de la época gauchesca, como Gabino Ezeiza y Juan de Nava.
·         Los cielitos, que en realidad son bailes cantados, de coreografía colectiva, integrados por cuartetas octosílabas que riman 2º con 4º, y que contienen un estribillo en que en diversas formas se incluyen las palabras cielo, o cielito. Sus expresiones más típicas son los cielitos de Hidalgo, así como otros de autores anónimos, que trasuntan en su temática.
·         La media caña, otra forma de baile cantado, que tuvo auge con la obra de Ascasubi.
·         El pericón, que ha perdurado como la típica danza tradicional criolla, especialmente cultivada por las sociedades tradicionalistas, caracterizado por una serie de evoluciones colectivas que se interrumpen para dar lugar a un cruce de “relaciones” - constituídas por una cuarteta octosilábica - entre los componentes de cada una de las parejas que danzan, que se suponen improvisadas, con un contenido jocoso basado en un inicial requiebro galante por parte del hombre (el gaucho), contestado en forma desdeñosa y ridiculizante por la mujer (la “china”), que da lugar a estruendosos festejos y breves comentarios, tras lo cual se reanudan las evoluciones del grupo y tras ellas una nueva interrupción.
·         El parte, que simula ser un informe militar secreto, generalmente de contenido jocoso; de lo cual los ejemplos antiguos principales son el “El parte de Echagüe”, de Ascasubi; y su “Respuesta”.

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